martes, mayo 15, 2007

Gracias Virgencita


Retablo Exvoto
Saúl Escobedo 2007. Óleo sobre placa de metal (30cm. x 30cm.)

Cuando yo era pequeño rezaba siempre arrodillado frente a una imagen de la Virgen de Guadalupe. Era una estampa pequeña, como tamaño media carta. Tenía un marco de madera y en las esquinas, representadas las distintas fases del proceso que siguió Juan Diego para que el Obispo le creyera la milagrosa aparición. Mi mamá colgó alrededor de esa imagen un rosario de plástico fluorescente que me acompañaba con su luz durante la noche.

A la edad de trece años, mi hermana Meche me llevaba todos los miércoles a las tres de la tarde al Museo de Monterrey, en donde se llevaban a cabo los Diálogos en el Museo, que coordinaba y moderaba Fernándo González (†), en ese entonces encargado de Servicios Educativos del Museo, y quien anteriormente ya había servido en la misma área en el Planetario Alfa.

Fue en esos Diálogos en el Museo que me fui enterando de un montón de cosas de la Historia de México, ya que González era un apasionado del tema y un eficaz transmisor del conocimiento que se tenía sobre las culturas prehispánicas, información difícilmente accesible para un niño clasemediero de San Nicolás de los Garza.

Los Diálogos en el Museo abarcaron distintas etapas de varias culturas del mundo, abordadas de forma entretenida en las formidables instalaciones del tristemente extinto Museo de Monterrey.

Así supe sobre la otra cara de la historia de la imagen de la Virgencita de Guadalupe. Fuera de dogmas, me fue revelada la función de control para la cual fue promovido el símbolo de la Virgen en su contexto histórico y cultural. Fascinante.

Pasarían muchos años para que pudiera yo sostener una conversación tan reveladora con alguien experto en el tema (no, no fue la maestra Adriana, quien impartía Historia del Arte a mi grupo de la Facultad de Artes Visuales y en cuyas clases yo babeaba mientras dormía durante las laaargas sesiones de filminas en el aula a oscuras).



Felipe Dávalos, el más notable personaje de la actividad cultural en México con quien he tenido relación, vino a ser, casi por accidente, y paradójicamente, fuera del país, el eslabón encontrado entre lo que se me quedó de aquellas veladas en el Museo rodeado de señoras ricachonas que salibaban por el bien parecido y barbado (gachupín, diría él mismo) Fernando González Quintanilla.

Por fumadas del destino vine a conocer a Felipe aquí en Sacramento, en 1996, cuando dirigía el proyecto de la Sociedad Artística de Auburn y Sacramento, aparte de un montón de proyectos editoriales.

Lo conocí durante una exhibición de su obra en un centro cultural en Auburn, una bella ciudad (de postal, dirían algunos) cercana a Sacramento. la primer imagen realizada por Felipe que ví era un spread que realizó para la revista National Geographic. Me quedé sorprendido por la calidad de la ilustración, y ya desde ése momento sabía que no estaba frente a cualquier artista 'latino', sino ante uno de los mejores ilustradores del mundo.

Después me daría cuenta de que algunas de las ilustraciones de los libros de texto gratuitos que estudiaba en la primaria fueron realizadas por Dávalos, y no sólo eso, sino que esas imágenes que ocupaban un rincón especial en mis antiguos recuerdos de niñez, ahora podía apreciarlas en el papel y con las tintas originales con las que fueron ejecutadas. Un privilegio.

Con Dávalos pues, es que reanudé mis charlas más profundas sobre lo que es ser mexicano, nuestra historia, nuestros orígenes y todo eso que muchos quisieran que quedara olvidado por el bien de la modernidad, de la globalización y el 'libre mercado'.

Desde hace mucho prometí a Felipe realizar un documental sobre él. Por el momento estamos calentando el brazo con la serie de reportajes con Dávalos para el programa Corre la Voz. Creo que es un buen comienzo. Ya luego sacaremos el libro con DVD con la vida, obra e ideas de Felipe Dávalos.

En el reportaje que presento aquí, Felipe juega con los muñequitos que él mismo realizó y nos cuenta así la historia de la Guadalupana, hojeando las hojas del pop-up book que ilustró sobre el tema.

Y es así que primero bajo el auspicio de una cervecería y ahora en tierras lejanas al país al sur del Muro de la Ignominia, repaso las páginas de mi identidad, las marcas y cicatrices de una cultura a la que pertenezco y en la que caben muchas cosas, y que bien podría ser representada por la historia de la Virgen de Guadalupe, prueba máxima del sincretismo de nuestra mexicanidad, del cual me siento orgulloso.

2 comentarios:

Meshe Creations dijo...

Que bonito te quedo el exvoto. De hecho te quedo excelente, cada vez pintas mejor.

Y más gusto me dá porque tú no perdiste tanto tiempo para aprender a pintar como yo.
Tú tienes un talento natural que cualquier pincel con pintura que llega a tus manos haces obras de arte.
Pero me quedo corta pues no solo con pinceles y medios plásticos haces arte, sino con toda tu persona desde dialogar, escribir, actuar y de infinidad de otras formas de expresión.

Felicidades!!!!!!!!!!!!

Saul dijo...

Gracias hermanita.

Tu trabajo paciente frente al lienzo fue mi inspiración para comenzar a meterme cada vez más en este universo visual del que ahora gozo.

Gracias por tu comentario y que sigan las buenas ventas!!!

http://meshecreations.blogspot.com/