martes, enero 23, 2007

El Dios más venerado

I have a dream
1989 Saúl Escobedo. Tinta sobre papel.


Parece que Felipe Calderón está cumpliendo su promesa de campaña, pues será recordado como el presidente del empleo, o sea que durante su presidencia, en lugar de tener dos chambas para librarla, ¡los padres y madres de familia mexicanos van a tener que chambear en tres o cuatro lugares por piocha para poder subsistir!

Pero han de estar muy contentos todos lo que votaron por Felipe que ahora sí vamos a tener un chingos de polecías. Eso sí, la ley y el orden.

Súbanle el precio a la pinche canasta básica todo lo que quieran, al fin y al cabo ya llegó Felipín vestido de militar para reprimir a las hordas de inconformes de siempre, que nomás les gusta andar desestabilizando al país, ahora con la excusa de quesque sus niños tienen hambre. ¡A la horca todos!

Al fin y al cabo todo mundo sabe que entre más policías = menos crimen. ¡Sí cómo no!

Y es más, ahora que Felipe anda otorgando las nalgas de todos los mexicanos a los gringos, pues ya que, después que termine de regalarles a los capos de la droga, que envíe pues tropas armadas mexicanas a Irak, a Irán a Corea del Norte o a donde se les antoje a los misters para que luchen hombro con hombro contra el terrorismo, faltaba más.

Pero la verdad es que Felipe Calderón no es importante. No lo fue Vicente Fox, no lo fue Zedillo, ni CSG ni MMH.

Los que están saqueando a México desangrándolo hasta la última gota (o hasta la última semilla de maíz) son las transnacionales, ya no digamos gringas, que ni americanas son ya. Son entidades sin patria y sin valores, pero con un credo.

Digamos que representan el alma del dinero.

Suena un poco mamón, pero imaginen que el dinero tiene alma, espíritu. Y que ése espíritu se encuentra en cada monedita, en cada billete, tarjeta de crédito, giro postal, pagaré, voucher, factura, etc. En cada lugar donde aparezca un $, o un €, o una ¥.

Y que se manifiesta en cada compra, transacción, depósito, retiro, interés generado, deuda.

Entonces estamos hablando de un espíritu prácticamente omnipresente en la humanidad. Una presencia intangible que alcanza todos los rincones del planeta. Que es capaz de hacer y deshacer con su poder casi ilimitado.

Y con esos antecedentes, ¿no estaremos hablando de un espíritu superior?, ¿de una deidad?

¿Un dios al cual sus seguidores, sus fieles (cualquiera de nosotros), dispersados alrededor del mundo lo alaban, lo invocan, gozan o sufren en su nombre y se postran ante él?

Un dios con una religión definida (más no reconocida) con sus templos (bancos, tiendas, casas de bolsa, malls) sus jerarquía eclesiástica (ejecutivos, CEOs, corredores de bolsa, financieros), sus símbolos religiosos (puntos en la bolsa, bonos, coches de lujo, playmates, acciones, Las Vegas, los logotipos de las corporaciones, etc. Podríamos hacer un escudo de armas con ésto) y sus rituales (la especulación, la explotación, la pugna por el petróleo, el narcotráfico y la lucha anti-narco).

Ya como que tiene forma, ¿verdad?

Claro, que como en toda las religiones, la base son los fieles. Los seguidores que ven con asombro cómo a los grandes maestros se les revela el misterio. Porque ésos profetas han visto la luz y viven ya en la gloria eterna. Claro que a los pinches seguidores del montón siempre les toca el sacrificio, la penitencia y la zozobra del pecador.

Pero aún así, tanto a los iluminados como a sus seguidores, les encabrona y les reemputan los que no comulgan con su fe.

Y por ello no pueden aguantar que haya comunidades que rechacen o ninguneen el poder de DIOS.

¿Cómo chingados puede haber comuneros que digan "ya con el producto del trabajo de tres meses nos alcanza para sobrevivir y descansar el resto del año"?

¡Nooooooo! ¡Eso no puede ser! –Dicen los fieles al Dios Dinero– No entra en nuestro decálogo que reza en su parte más importante: Explota bien sin mirar a quién.

¿Cómo puede haber indígenas chiapanecos, oaxaqueños o guerrerenses que les importe más coexistir con la naturaleza en lugar de ambicionar más y más dinero?

¡Muerte o Maquiladora Eterna a todos ellos!

Para los fieles de la fe del dinero, es preferible tratar con un narco matón o con un banquero ratero que con un ambientalista o un defensor de los derechos humanos y más bien culpan a éstos últimos de la debacle económica y social del mundo.

Para cualquiera de los fanáticos del dinero es mucho más ofensivo que le llamen huevón a que le llamen transa. Les molesta más escuchar la palabra prestaciones que trabajo infantil. Y cuando escuchan la palabra caridad no significa mas que otra oportunidad para hacer negocio o no pagar impuestos.

TEST PARA SABER SI USTED ES
UN FANÁTICO DEL DIOS DINERO
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1990 Saúl Escobedo. Tinta sobre papel.

1999 Saúl Escobedo. Tinta sobre papel.
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En fin, es el dinero una religión en todos sentidos. Lo que no saben los seguidores (que no los sumos sacerdotes) es que en esa religión existe el sacrificio humano. Y éste se presenta de muchas formas, cobrando miles y miles de víctimas cada día. Ya sea poco a poco de enfermedades adquiridas en centros de trabajo a cambio de un salario o por consumo de drogas, o por extracción de órganos para el mercado negro o por la misma represión hacia los no fieles que tienen dudas y se rebelan.

Y ahí entra un personaje como Felipe Calderón. Que ni actúa como presidente, ni como político, ni con conciencia social. Es más bien como un capataz preocupado por el buen funcionamiento de la gran maquiladora en la que quieren convertir a México. Desesperado por controlar el mercado de la droga, de las apuestas, de la prostitución, la explotación infantil, el hambre, los transgénicos y obviamente, por propagar la fe del dinero mediante los argumentos globalizadores, libremercadistas y macrofinancieros. Y si no creen, chequen las estadísticas de los sexenios desde Miguel de la Madrid en todas ésas áreas y díganme si no parecen el resultado de una cuidadosa estrategia para convertir a México en lo que hoy es.

Las cosas buenas de nuestro país han permanecido no gracias a nuestros gobernantes, sino a pesar de ellos.

Y aún hay disidentes de la fe del dinero, y aún hay románticos que pensamos que todo puede ser distinto.

Que creemos que debe haber menos policía y más educación.

Más cultura y menos represión.

Menos dogma y más diálogo.

Menos ambición y más espiritualidad.

Menos dinero y más bienestar.

Y esto no es otra religión. Más bien es evolución.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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