lunes, julio 02, 2007

2 de julio: Un año de incertidumbre

Hoy hace un año de que se efectuaron las elecciones en México en las que muchos creemos que la voluntad de la mayoría de los ciudadanos fue distinta a los resultados oficiales.

Si nos remontamos a las mismas fechas, pero del año 2000, la situación era una muy distinta. Por angas o mangas, los mexicanos habían decidido que el bueno para el cambio era Vicente Fox (yo voté por Rincón Gallardo), incluso gente de izquierda convencida de la utilidad del voto útil.

Vicente Fox no tuvo que luchar por legitimarse como presidente, ¡él era el presidente que los mexicanos habían elegido!

Nada de que el candidato de izquierda o el priísta se quejaran, hicieran plantones, manifestaciones de repudio, etc. Aún los que ya más o menos sabíamos lo que nos esperaba (fue mucho peor, eso sí, nos quedamos cortos). Todos aceptamos los resultados y le dimos un voto de confianza al grandulón Fox.

Fox, quien anteriormente había ocupado cargos ejecutivos en compañías como Coca Cola, llegó a la presidencia precedido de una campaña electoral que en poco o nada se distinguía de una campaña comercial, como para vender cualquier producto de consumo.

Nada nuevo en otros países como en los E.U.A., en donde los genios de la mercadotecnia usan todo tipo de estrategias para presentar a su 'producto' ante el electorado como un candidato limpio que sólo se preocupa por la población, jefe de familia con una bella casa, música de fondo, slogans, colores, alegría, pajaritos, la bandera, himnos, el orgullo patrio, fuerza ante los enemigos, democracia, justicia, bla, bla. Buenos gráficos, un poco de humor, puntadas ingeniosas, resaltar las bondades del producto, torcer como atributos los defectillos y esconder bien y/o negar la mugre indefendible.

Pero en México nunca habíamos visto algo así tan agresivo, tan separado de lo oficial, de las rutinas protocolarias de ceño fruncido, alejado de la formalidad dramática habitual.

Una campaña más 'divertida', digamos más Coca Cola.

Se nos vendió un México un poco agringado, pero muy mexicano, con las botas bien puestas y el bigote bien torcido. Una mezcla de Piporro, Pedro Infante y el Llanero Solitario.

Ganó por amplio margen, comenzó a gobernar con todo a su favor. No tenía excusas.

Pero las inventó.

Que los del congreso, que si las reformas, que si abrir Pemex al capital privado, que si los Chinos, que si los bancos, que si el subcomandante, que Castro, que porqué yo, que los medios, que el Peje.

Entre Martita y él destrozaron la poca legitimidad de todas las instituciones del país.

Con Vicente Fox me quedó muy clara la inutilidad de un presidente.

Me recuerda a cuando yo fui presidente.

Vámonos ahora 20 años atrás. Escuela Secundaria Estatal #79 Juan Aldama, en San Nicolás.

Se abría la convocatoria para registrar las planillas entre las cuales se eligiría a la directiva para la Sociedad de Alumnos de la secundaria. El candidato a presidente de la Sociedad de Alumnos de la planilla elegida ocuparía el cargo durante un año.

Inmediatamente se dio el registro de una planilla 'oficial'. El hijo de un maestro contendía ya contra el que se le pusiera enfrente para ganar la elección.

Desde hacía mucho me entusiasmaba la política, por lo que estaba al pendiente de dicha convocatoria a ver si me animaba.

Varios amigos míos lo sabían, y jugábamos imaginando las posibilidades. El momento llegó y comenzamos a hacer un plan.

Estábamos René, mis primos Gladys y Angel, Luis, entre otros. Éramos menos de treinta.

Comenzamos a esbozar el sentido de la campaña y bautizamos a la planilla, se llamaría PROSEC. En pro de una mejor secundaria.

Un día, Gladys, en un buen trabajo de espionaje político, nos trajo la lista de miembros de la planilla rival. Ocupaba tres hojas de libreta Scribe, lo que haciéndo un cálculo así rabón, nos lleva a 10 hojas de 30 renglones... el nombre de un miembro por renglón... o sea como 300 miembros.

Ese día me agüité y anuncié a mi reducido equipo que me rajaba y que ahí pa' la otra.

El buen René no se amedrentó y comenzó su propia campaña para convencerme de lo contrario. Por cierto, en aquellos tiempos René era priísta y yo simpatizaba con el PAN, por lo que había buena leña pra nuestros acalorados debates.

Con la frase "¿cómo vas a saber que no puedes si no lo intentas?", me convenció de volver a la arena política. Ahora mas agresivo que nunca.





Hojas de rotafolio. 1987.

Construí un rotafolio para ilustrar la charla que daríamos salón por salón. Sería una campaña muy visual. Los contenidos de los carteles irían dirigidos a aquellos que quieran ser 'diferentes' (¿quién no quiere serlo?, y eso que no había visto la publicidad de Apple). Ante la falta de recursos para entregar regalos a la raza, decidimos no regalar nada e incluír en la campaña la condena a esa practica equiparándola a la compra de votos.

Hacer los carteles más grandes no era problema, bastaba con pegar varias cartulinas y pintar en ellas figuras pesadas, que disimularan las uniones. Había que actuar rápido, el que pega primero pega dos veces. Así lo hicimos. Preparamos un guión para nuestra presentación con el rotafolio salpicado de promesas y humor.

Claro, la otra planilla se durmió en sus laureles. Mientras nuestras presentaciones y gráficos colgados por todo el plantel atraían la atención de los chavos y provocaban con su irreverencia, nuestros rivales, después de una campaña 'institucional' y formal, se concentraron en imitarnos. Too late.

En su desesperación, algunas manos misteriosas comenzaron a desgarrar nuestra propaganda, lo cual denuncié ante la directora con lágrimas en los ojos (realmente me dolió). Aún más simpatías nos atrajo semejante abuso.

En unas cerradísimas elecciones (conteo VOTO POR VOTO) un estrecho márgen de 10 miserables votos de un total de 850 nos dió la victoria.

Cartelones. 1987.

Mientras celebrabamos yo no imaginaba que ése sería el momento más feliz de todo el proceso.

Al anunciar salón por salón nuestra victoria, algunos maestros nos daban su apoyo, otros no. Sobre todo algunos viejos lobos, medio caciques del barrio, muy involucrados en el mundo sindical, así muy a la Jonjitud Barrios o Esther Gordillo, pero en chiquito. Recuerdo a uno de ellos ofuscado golpeando a un amigo y compañero mío ante el asombro de la clase.

Bueno, pues uno de éstos maestros resulta que sería nuestro 'maestro tutor'. O sea que la Sociedad de Alumnos funcionaba bajo la tutoría de un maestro ¿?.

Para acabarla, éste maestro no me quería así mucho mucho mucho, más bien, durante su clase de matemáticas un par de años antes, era cotidiano que me mandara castigado a la dirección de la escuela.

Recuerdo poco del período en el que me desempeñé en mi cargo. Prácticamente se incumplieron todas las promesas. Nuestras decisiones eran manipuladas por una persona en la que desconfiaba (el maestro se llamaba Conrado, pero yo no le veía lo onrado por más que me esforzaba). Fui un títere del sistema e hicieron conmigo lo que quisieron.

Recuerdo dos cosas:

Una fiesta del Día de las Madres, en la que a güebo todas las madrecitas tenían que apolingar una lana. Había que comprar un premio para la rifa y, aunque teníamos un buen presupuesto para un premio decoroso, el maestro C. nos llevó a un tianguis de fayuca en donde compramos un mugre teléfono con despertador que para colmo, por ser de manufactura extranjera no se podía conectar al sistema de teléfonos mexicano sin un adaptador, que no incluímos.

En otra ocasión se organizó un mega baile en el que participaron las tres secundarias que compartían el mismo edificio, la de la mañana, la tarde y la noche.

También era obligatorio para todos los alumnos, pues se tomaría lista de asistencia l baile. El boleto se pagó adelantado. Recuerdo el día de la contada de lo que recabamos, algunos de los presentes echándose puños de monedas a los bolsillos, y yo indignado, pero sin fuerza para decir nada.

Al final, nuestra promesa de arreglar los baños se esfumó en el trabajo mochón y mediocre de un maistro (contratado por Conrado, of course) que medio arregló la tubería y unos sanitarios, pero esos sí cobró como si también hubiera pintado, reparado los focos, instalado nuevos lavabos, azulejo, espejos, surtidores de jabón y llenado una bodega de papel higiénico.

Sin idea de lo que había pasado, lo que más me sorprendió es que al final nadie me exigió cuentas, ni explicaciones. No existía la forma en que algún alumno pudiera acusarme por semejante fracaso. Perturbado por mi mediocridad y complicidad, terminé mi 'mandato' sin pena ni gloria. Así nomás, salí por la puerta trasera.

¿Así se sentiría Fox?

Felipe Calderón 'ganó' la presidencia con las manos sucias. Pero ha tenido suficiente tiempo para legitimizar su chamba ante los ciudadanos de México.

Lo que ha hecho es echarle al ejército a la gente. Incendiar al país y promover el terror con su 'lucha contra el narco', usando la misma cantaleta de siempre, cuando muchos sabemos que tal guerra está perdida mientras no se establezca un marco legal para la posesión, transporte y consumo de todas las drogas, de tal forma que todo adulto pueda acceder a ellas legalmente como si comprara una cajetilla de cigarros o unas cervezas. Pero no.

Felipe Calderón es un presidente ilegítimo, y como tal, sólo va a apoyar a quienes realmente lo llevaron al poder, las grandes corporaciones a quienes está vendiendo al país y a sus ciudadanos por kilo.

Pero, bueno, él tiene sus excusas, como las que inventó Fox.

Entonces, si un presidente tiene tantas limitaciones y al final ni rinde cuentas ni responde por nada entonces, ¿para qué sirve el jefe del Poder Ejecutivo?

El problema no es si el presidente es espurio, pelele o legítimo, ni si es Fox, Calderón, o el Peje, o el que sea. El problema es la figura presidencial, herencia de la monarquía señalada por dios y con poder absoluto.

Por lo pronto, yo ya no tengo incertidumbre. Sé que Felipe y sus cuates tienen preparadas muchas sorpresas contra la soberanía, nuestra relación con otras naciones y contra las garantías individuales, la educación y el ingreso de los mexicanos. Y saldrán como entraron, por la puerta trasera.

¿Los vamos a dejar?

3 comentarios:

La maldita dijo...

Jaja, me imaginé a la Gordillo en versión miniatura, definitivamente de caricatura.

Pues sí que fusite un Foxito, con todo respeto, pero bueno, de esos 20 años para acá me imagino que has aprendido muchas cosas, eras apenas un güerco. Pero Fox, ¡Fox! ya estaba bastante peludito, no había excusas.
En fin.

***

A Calderón ya lo dejamos entrar, ahora el problema es no dejarlo salir por la puerta de emergencia durante la madrugada, sino derechito y dando la cara por la principal, ya sea para aplaudir por los resultados (ojo: no a él, sino a los objetivos cumplidos) o para que afronte las consecuencias de lo que haya hecho o deshecho.

Unknown dijo...

...ya te perdimos....

Anónimo dijo...

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