miércoles, febrero 28, 2007
iPeje
El iPhone
Hace un par de meses ya que Apple anunució la introducción al mercado del iPhone, el celupod con internet.
Reseñada en este blog, la presentación por parte de Steve Jobs, me pareció más una estrategia para NO comprar que para comprar.
Es decir, limpiar el camino del consumidor para que no tenga otro objetivo más que comprar su iPhone a mediados de año.
Como era de esperarse, la competencia se ha precipitado en ofrecer opciones de dispositivos distintos al iPhone, casi tan chidos como el iPhone, igualitos al iPhone, haz de cuenta casi casi como el iPhone.
Se desgañitan en decir que su chunche está casi-como-igual-mejor que el iPhone. Hoy por hoy, desde que Steve Jobs abrió su bocota, todo gira al rededor del méndigo iPhone.
O sea que la publicidad del iPhone no la está haciendo Apple, ¡¡¡la está haciendo la competencia!!!
Ya salieron encuestas, de que a la gente se le hace caro, que nomás el 1% de los consumidores lo comprarían (por cierto un chingo, como quiera), que si es muy delicado que se les va a manchar que no tiene GPS, que le falta memoria. ¡No mames, o sea ya toda esa gente se hizo la imagen mental de traer un iPod en su bolsa!, ya hasta están imaginando con qué lo van a limpiar después de usarlo mientras se comen unos tacos parados!
¿Cuál otro dispositivo o aparato había creado tal expectación? Yo no lo recuerdo.
La mercadotecnia como se tiene qué hacer.
Ya no importa si otra marca saca el Mega Blueberry, el Zunéfono o lo que quieran. Incluso aunque sea tecnológicamente muy superior y de bajo coso con respecto al iPhone. Se integrará sin remedio al huracán de aparatejos que gira alrededor del ojo en el que está el iPhone. Sorry.
La historia no acaba. Apple tiene varios ases bajo la manga. Estoy seguro que a la hora de la hora va a resultar que el iPhone siempre sí tenía tal o cual aditamento que hará feliz a más de uno. Que en base a observar cómo se revuelca y retuerce la competencia ante su osadía, Apple pavimenta y le da forma al camino para su estocada final.
Al final Apple logrará que su iPhone desbanque no sólo a sus competidores de las industrias de telefonía celular o de reproductores de MP3, sino a toda la industria de la computación, pues tengan por seguro que después de afinar las capacidades de su maravillita sin botones, Apple logrará que mucha gente lo adquiera para tirar a la basura incluso su asquerosa PC con todo y mouse y teclado. Oh si. De mí se acuerdan.
Mientras tanto, yo ni regalado voy a querer un Blueberry, Palm, Z5648, Raspberry, o cualquier otra cosa. Me quedo con mi teléfono remanufacturado de tarjetas recargables que me costó $25 y me espero sentado al iPhone.
El Peje
Desde que Andrés Manuel López Obrador, entonces Gobernador del D.F. anunció que "a mí dénme por muerto", se empezó a generar la mayor expectativa rumbo a la entonces aún lejana carrera presidencial.
¿Cómo era posible que el tipo que cambió la forma de hacer política en México no se iba aventar?, ¿cómo que el pela'o que les marcó el ritmo a los foxistas y se los bailó en todo lo bailable no quería ser presidente?, ¿en qué cabeza cabía?
La serie de innovaciones que AMLO introdujo a la política del país caló hondo. El Peje llegó partiendo plaza y nunca saltó un gallo de su nivel que lo tumbara del altar en el que se trepó.
Brincándose a sus contendientes y poniéndose al tú por tú con el mismísimo presidente de la república, logró que, para bien o para mal, la gente se lo imaginara de presidente en Los Pinos. Hasta sus más acérrimos detractores ya estaban resignados soportando al Peje un sexenio completo y ni modo.
¿Y cómo logró ésta figura hasta hace no mucho desconocida convertirse en el primer fenómeno político del México del siglo XXI?
Utilizando precisamente a sus enemigos. Dictándoles silenciosamente cada palabra que debían decir y cada paso que debían dar. De esa forma el Pendejente Fox movió cielo, mar y tierra, gastando toditito su capital político y destrozando instituciones para acabar con el naco del Peje. Lo único que logró fue forjar la imagen de un mártir, que luego de resucitado, se convertiría en un mesías.
Y AMLO, haciendo lo suyo. Lavantándose todos los días tempranito y saliendo en TODOS los malditos medios de comunicación mexicanos TODOS los malditos días. Que si el desafuero, que si las elecciones, que si los videoescándalos, que si el Encino, que si la corbata no le combinaba, que si no pronuncia la hota de Pehe, que si anda ahora con quién, que si el segundo piso, que si el Tsuru, que si...
El Peje era siempre la figura del día, el más fotografiado, el más filmado, al que más chistes, películas y libros se le dedicaban, el más odiado, el más amado.
Ni las botas de charol, ni el Vamos México, ni el Seguro Popular, ni las Aulas Virtuales, ni su folclórico vocero ni NADA lograron que Fox repuntara. Estrategia tras estrategia Fox se iba irremediablemente, junto con su gallo Creel, Martita, Los Pinos, la Suprema Corte y el IFE al caño político del que no va a salir.
El régimen actual, producto de un asqueroso proceso electoral al puro estilo priísta, hará que los mexicanos añoremos cada vez más la imagen del Peje Presidente, quien no dudo que, copiándole un poco la fórmula al recientemente oscareado y ahora fuerte precandidato para la presidencia gringa, Al Gore, se sume a una causa noble a la que usará como trinchera para arrebatarles el poder a los voraces panistas.
Y ahí va a andar, listo para cuando llegue su momento, robándole reflectores al Presidente del Empleo, mientras éste último y sus Gordillo-secuaces se roban todo lo demás.
No creo que AMLO como presidente sea la panacea ni mucho menos. Veo éstas cosas de la política mexicana más como si fuera un partido de futbol. Y como a mí no me gusta el soccer ni ningún deporte de pelotas y pelotudos, por lo que quizás admirar las luchas en la arena política es como mi placebo ante mis carencias deportivas.
Lo que sí creo es que Andres Manuel ha logrado ganarse a la mayoría de los mexicanos que hemos visto frustrado nuestro deseo de un verdadero cambio en nuestro amado y despojado país. Y no estamos contentos.
Conclusión
Y es así que con una exposición super anticipada, estudiando los movimientos de sus rivales y reaccionando con habilidad y aprovechando la fuerza de sus contrincantes, que iPod y el Peje han podido torcer el rumbo de la historia a su favor.
Y aunque hay quienes quieran declararlos fuera de la carrera, éstos dos tienen muchos recursos de los cuales echar mano, y no me refiero necesariamente a recursos económicos, sino a la capacidad de innovar, de lanzarse al fango y no mancharse, de resucitar de entre los escombros, de enfrentarse a Goliat y vencer.
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