Les dejo la emisión de Gran Angular del Sábado 21 de noviembre, en la que un servidor departió con Gerardo López Moya y José Carlos Méndez. Enjoy.
Ahora, un asunto que es literalmente irritante:
Vivo en el centro de Monterrey, México. Nací aquí y sé de lo que se trata, una ciudad industrial, que siempre ha tenido poco respeto al entorno natural, devastando en lo posible cerros, bosques, ríos y desiertos.
La lucha de los ecologistas en una ciudad como esta es la de David contra Goliat. Los gobernantes están metidos en los negocios que provocan esta contaminación: fraccionamientos, cementeras, fábricas de baterías, maquila, procesamiento de residuos tóxicos, y todo tipo de industria a la que le sale más barato no cumplir con norma alguna por el bien del medio ambiente.
Es fin de semana y toda la noche se ha percibido un fuerte olor. No es olor de flores, claro. Es un olor que penetra hasta la garganta resecándola. Es seguramente proveniente de una fábrica ubicada cerca del centro, donde vivo.
Acabo de enviar una cartita al SIMA, o Sistema Integral de Monitoreo Ambiental y a la Agencia de Protección al Medio Ambiente y Recursos Naturales del Estado de Nuevo León que va así:
"Es 22 de noviembre de 2009, madrugada de domingo.
Vivo en el centro de
Monterrey y mi hijo de 5 años y yo nos levantamos percibiendo un olor
que penetra y reseca la garganta.
Es un olor industrial que regularmente se deja sentir, pero hoy es
particularmente intenso.
Por lo general está presente en la madrugada, no todos los días.
Quiero saber si el SIMA tiene identificada la empresa que los genera y
qué acciones se están tomando al respecto.
Para cualquier duda estoy a sus órdenes."
Vamos a ver si responden.
El centro de la ciudad, aunque no lo parezca, es una zona densamente poblada, aquí vivimos familias con niños y tenemos de vecinos a oficinas, talleres o como es mi caso, bodegas de químicos peligrosos.
En días laborales, llega a haber mucho tráfico vehicular, pero en los fines de semana éste disminuye notablemente, o sea que los carros que cirulan por aquí la mayoría son de gente que viene de fuera. De hecho lo que más me gusta de vivir en el centro es que difícilmente me tengo qué desplazar a otras partes, pues casi todos mis clientes y amigos viven o tienen sus oficinas en el centro y los que no, se dan vueltas frecuentemente por acá, por lo que yo uso muy poco el automóvil.
Quisiera que hubiera parques por el área, ya que en el primer cuadro habrá dos o tres parques cuando mucho. Al menos a mí, que vivo en el poniente del primer cuadro, no me toca ninguno al que pueda llegar a pie. Tengo que manejar o tomar taxi o camión para llegar a un parquecito en la colonia Chepevera o de plano hasta Fundidora y poder jugar con mi hijo Mateo.
Una cosa que me enoja mucho es que una antigua estación de policía municipal que fue desocupada, en lugar de ser convertida en parque y aprovechar el edificio antiguo que tenía un diseño curiosito para actividades culturales o recreativas, fue vendido y convertido en un mol. Como si nos hicieran más falta.
Antigua estación de policía abandonada.
Fotos: Saúl Escobedo, agosto 2005
No hay parques, pero sí hay más moles.
Fotos: Saúl Escobedo, agosto 2005
No hay parques, pero sí hay más moles.
La estación en cuestión estaba ubicada en un lugar privilegiado sobre la calle Venustiano Carranza enfrente del complejo escolar a donde asisten miles de niños diariamente. Pero bueno, qué se podía esperar del ex-alcalde panista Maderito.
Le voy a escribir a Larrazábal, a ver qué me contesta.
1 comentario:
Tambien vivo en el centro, y con cierta frecuencia se llena el ambiente de un olor penetrante a grasa, yo asumo que es como grasa de puerco, pero es muy desagradable. Son cuadras enteras con ese olor. No se de donde provenga pero estoy en eso.
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