domingo, mayo 27, 2007

La muerte de Televisa

Cartón que realicé para el periódico El Norte después de que Salinas le concesionó a Televisa 62 canales más.
1993 Tinta sobre papel.


Así como en Venezuela, en México el espectro de frecuencias de radio y televisión no pertenecen a las empresas que los explotan, sino que son 'propiedad de la nacion' y su concesión se otorga, refrenda o cancela por decisión directa del mero preciso, o sea, el presidente en turno. Tan, tan.

Ni siquiera está obligado a dar explicaciones de sus decisiones. La nación le dio ese poder y él lo puede ejercer como mejor le parezca. Hugo Chávez en Venezuela no le refrendó la concesión a un canal de televisión. Un canal, dicen el más antiguo transmitiendo hasta el día de hoy. Es como si de repente el presidente de México no le renovara la concesión a Televisa y tuviera que dejar de transmitir El Canal de las Estrellas, para dar lugar a un canal público como el 11 del Politécnico, el 22 de la UANL, la BBC de Londres, la PBS de E.U.A., El Canal 28 de Monterrey o una mezcla de todos pero con sabor a Caracas.

¡Qué tragedia para la libertad de expresión! ¡Qué atropello al derecho de información de la ciudadanía! ¡Qué gran pérdida para la cultura y las Artes!

Nel.

Si el Canal (o canales) de televisión que Hugo Chávez decidió fulminar de la señal abierta son similares o están en la misma línea de Televisa o TV Azteca, ¿porqué tanto argüende? Yo al menos sentiría exactamente lo mismo que cuando murió Fidel Velázquez o El Tigre Azcárraga. No saben, lloré como Magdalena.

Fuera de los empleados de la televisora, que vaya que tendrán razones para estar tristes, ¿quién puede lamentar semejante favor a las neuronas de un pueblo?

En mi cuento corto Tierra Fértil, describo la interrupción repentina de todo tipo de señales de radio y telecomunicación, incluyendo fibra óptica y satelital. Es decir, de repente adiós televisión y radio. Una gran parte de la población, adicta a éstos medios, se suicida de inmediato. ¿Suena descabellado?

Durante mi niñéz vi televisión a pasto. Horas y horas sentado frente a la pantalla. primero en blanco y negro, en un aparato que daba toques, luego a color en el cuarto de mis padres y en blanco y negro para los mocosos (yo incluído) y al final, en glorioso color para todos.

Los Picapiedra, Don Gato y su Pandilla, la Pantera Rosa, Scooby Doo, Las Aventuras de Carlitos, Los Dukes de Hazzard, B.J. Mc Kay, El Auto Increíble, Automan, El Payaso Pipo, Codazos, Cuna de Lobos, El payaso Betín, Cepillín, La Carabina de Ambrosio, etc. Así me puedo pasar horas ennumerando los shows que me mamaba desde pequeñuelo.

Unas cinco horas diarias me chutaba, yo creo.

Entre más crecía, menos televisión veía. Me iba haciendo más exigente y rechazaba lo que antes me gustaba. Como me gustaba el cine y devoraba literatura asociada con ese arte, crítica, técnicas, biografías, etc., pues era capaz de advertir cada vez más las fallas y descuidos de los programas de televisión, su calidad dudosa o abiertamente mala. Verdaderas mentadas de madre para el espectador.

Alguna que otra película, programas de IMEVISION y de los primeros tiempos de TV AZTECA.

En Televisa la cosa iba de mal en peor. Las telenovelas eran ya basura pura y las series de televisión perdían terreno en bandazos de programación.

Ya ningún programa me apasionaba, ni le era fiel. La Caravana, El Güiri Güiri, los Simpsons, sí hacían que prendiera mi aparato de vez en vez.

Encendía, surfeaba, veía algo y apagaba. Aún tenía algo de tiempo a mi disposición.

Ya en E.E.U.U., el shock americano. La televisión en inglés tan mala como la mexicana, pero ¡ah, qué buena producción!, los noticieros igual de sesgados, y la TV en español, oh, my god. No sabía que existía, y cuando ví Cristina, Sábado Gigante y Primer Impacto, supe que no había visto lo peor... que ésos programas se exportarían enteritos a México y tendrían 'gran éxito'.

En mi desesperación por acceder a información más confiable y profunda, así como a entretenimiento con una pizca de cerebro, conocí al diario La Jornada. Lo vendían aquí en Sacramento, en una librería/revistería llamada The Avid Reader (que ahora ocupa el edificio de la desaparecida Tower Books) a $3.28 en su edición dominical. Era genial, tenía colaboraciones de Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Cristina Pacheco, y los insuperables cartones de Jis y Trino. Un lujo.

Luego descubriría la versión en internet y mi vida cambiaría, al abrirme poco a poco paso en el ciberespacio y descubriendo opciones nuevas.

Al volver a México me enteraría de la existencia de un güey llamado Adal Ramones. Regio para acabarla.


Mauricio Castillo, esbirro de Adal Ramones,
fue contratado para personificar al personaje Pepe Paquetes, de la campaña publicitaria Paquete Ahorres de las tiendas Soriana a nivel nacional, de la cual desarrollé la plataforma gráfica.
Castillo es un talentoso diseñador, arquitecto y hombre de negocios, además de una persona muy agradable, pero a los ejecutivos de televisión eso les vale madre y piensan que si no le ponen de patiño de Adal Ramones o junto a las chiches de Maribel Guardia no tiene sentido sacarlo a cuadro.

Aquí aparece con la raza sorianera, mis compañeros de trabajo cuando yo era empleado en el Departamento de Publicidad del Corporativo de Centros Comerciales Soriana. De Izq. a derecha: El Mayito, el fotógrafo Eduardo González, Juan "el Ojos", Jorge Zúñiga, Mauricio Castillo, un Servitur, Pepe Valdéz y en cuclillas, Pedro el chofer.


Ya de nuevo en Monterrey regresaba yo con familia y menos tiempo que nunca. Poco tiempo para ver televisión, acaparada por cierto por el buen Abner, de diez años y aficionado a las caricaturas japonesas tipo Pokemon, Sailor Moon y Dragon Ball.

Círculo Rojo, un acontecimiento que duraría poco. El Mañanero. Demasiado temprano para mí. Adal. Cinco minutos de Adal y lo habías visto todo. Cinco minutos muy buenos, eso sí.

Localmente a nivel Monterrey, la televisión estaba de la patada. Futbol al Día y Las Noches del Futbol, Aficionados, Los noticieros, las piernudas del pronóstico del tiempo, Gerardo López Moya sin apoyo para su Taller Abierto, Ellas con las Estrellas, astrólogas, programas 'de mujeres', deportes, cacería, homenajes a los ricos, Desvelados (a veces valía la pena la desvelada) y sus clones.

Después contrataría DirecTV para darle vida al aparato de televisión de nuestro hogar, una Sony Vega de 24" de las que acababan de salir. Cómo estaría de entretenido el extinto sistema de TV por satélite que Ara y yo terminaríamos embarazados de Mateíto al poco tiempo.

Durante el embarazo y las laaargas horas que Araceli tenía que pasar en reposo, nos dimos cuenta de que la tele de paga sólo nos daba dolores de cabeza cuando llegaban los cobros altísimos y nosotros no habíamos visto más que uno o dos estrenos y un montón de programas mediocres. La cancelamos.

Así que, Araceli, para estar un poco en contacto con su carrera de cantante, comenzó a ver los programas dominicales de La Academia, en TV Azteca. Presenciabamos divertidos la bizarra mezcla de personalidades en 'el jurado' y el abuso a los chavitos participantes que daban a La Academia esa morbosa semejanza con cualquier linchamiento callejero o quema de brujas por la Santa Inquisición Musical ante un pueblo hambriento de sangre. Pobre Jolette.

Nació Mateíto y aún no comenzaba mi polluelo a desarrollar un gusto por la caja idiota cuando el idiota de su papá quiso colgar La TV y su flamante combo de VHS y DVD en el mismo 'rack' empotrado en la pered y ¡¡¡CUACHAPLÁS!!! La hermosa Sony Vega de 24" que habíamos comprado con el sacrificio de las noches de tocadas de la banda de Araceli en el Bar 1900 del Hotel Ancira cayó al piso con todo y brazo metálico, plataforma de hierro, tornillitos, guasas y pedazos de pared.

Afortunadamente el combo VHS y DVD player resistió el impacto de casi dos metros de altura, aunque quedó un poco chimuelo.

Convencido de que no quería volver a comprar una televisión, nos la pasamos así nomás, dejando pasar la vida con buenas lecturas, y descubriendo las novedades de internet, mucho más edificantes, creo yo. El nacimiento de los blogs y You Tube, sitios de opinión e información de todo tipo que la tele jamás proveerá.

Poco después compraría un proyector para un negocio de diseño en un centro comercial, de tal forma que la gente pudiera ver en una pantallota cómo hacía las ilustraciones, etc.

La idea no cuajó, pero qué buenas películas vimos en mi InFocus X2. Así se deben ver los DVDs. Ya llegando de vuelta a California, el potente foco de mi proyector reventó y ya no le he comprado su reemplazo de $300 USD.

Así que fuera de una pequeña pantalla que Mateo usa para ver sus películas favoritas (Cars, Happy Feet, looney Tunes, Wallace & Gromit, etc.) en nuestra casa no hay una sola TV que reciba señales del exterior, ya sea TV abierta o de paga.

No veo televisión.

De hecho no puedo estar mucho rato frente a un televisor sintonizado en los shows más populares, del canal que sea. La televisión es una máquina de manipulación y control, que funciona muy bien para adormecer a una sociedad de individuos sin rumbo, ideas o juicio propio, destinados a servir mansamente a los intereses de los que crean (o encargan) los contenidos de la TV echando mano de los trucos más perversos. No la soporto.





Leyendas UrVanas. 2001 Animación digital con dibujos en lápiz sobre papel.
Cuando fui a Televisa Monterrey a presentar mi proyecto de Comentarios Animados "Leyendas UrVanas", el Gerente de Noticieros me dijo que le había gustado, pero que quienes tenían la última palabra eran los del departamento de Ventas.
Las instalaciones de Televisa Monterrey más bien parecen una fortificación, con estricto control mediante guardias y cámaras de vigilancia. Imposible el acceso para la gente común y corriente que tiene algo qué decir fuera de los intereses de la corporación y sus patrocinadores.
Nada haría pensar que lo único que hacen estos 'empresarios' es explotar lo que es patrimonio del pueblo sin pagar un sólo quinto.


Y menos soporto las cantaletas hipócritas que cada vez más repiten en la spotcracia mexicana.

¿Defensa de la libertad de expresión? Nadie hizo nada cuando corrieron a Carmen Aristegui y Javier Solórzano de la asquerosa IMAGEN de Perdo Ferriz de Con. Ni cuando a la misma pareja les cancelaron su Círculo Rojo en Televisa justo después de presentar las entrevistas con las víctimas del Padre Marcial Maciel. O la misteriosa desaparición del noticiero de Aristegui de la transmisión de TV vía satélite de su noticiero. Ninguno de los medios fuertes ha defendido los abusos contra José Gutiérrez Vivó y su Monitor, avalados por instancias internacionales. Ni han alzado la voz contra el poder que con su tortuguismo encubre y protege a los responsables de los ataques y las muertes de periodistas. Y tantos y tantos casos.

Entonces, la enorme hipocresía desplegada en la campaña de los mass media mexicanos contra la decisión de Hugo Chávez en Venezuela, sólo nos deja con la enorme gana de que viniera un presidente que de verdad representara a los intereses de los mexicanos (o mínimo que guste de una televisión inteligente y se vomite sobre las cuachas que nos ofrecen ahora) y les diera cuello a las transmisiones degradantes, sexistas, racistas, clasistas, homofóbicas, brutalmente violentas, convenencieras, cobardes, mentirosas y manipuladoras que bombardean los hogares del país.

Y muchos mexicanos veríamos entonces con enorme placer y lágrimas en los ojos, la muerte de uno de los símbolos, siempre aliado al poder opresor, de ésta maquinaria detestable, asesina y retrógrada, que más que empresa es la aglutinación de intereses, la alineación de contenidos y el acallamiento sistemático de las voces que denuncian los peores despojos de que ha sido víctima la población de México, comenzando por su cultura.

La muerte de Televisa.

sábado, mayo 19, 2007

Don Aurelio

El jóven Aurelio de León en una foto truqueada que se tomó en una feria. Él si usaba sombrero, pero no era charro.



Cuando yo era pequeño se divertía pidiéndome que le hiciera 'caras'.

Entonces yo comenzaba a mostrarle mi repertorio de muecas, gestos y deformaciones faciales que le causaban mucha risa. Y a mí me encantaba hacerlo reír. Y a veces hasta me daba una monedota de cinco pesos.

La vida de mi abuelo Aurelio fue como todas las vidas de todos los abuelos deben ser, intensas, llenas de anécdotas, viajes, lugares, gente, nobles proezas y garrafales errores.

Como un ser humano completo, mi abuelo deja tras de sí una estela de sentimientos profundos en las distintas generaciones de personas con las que se relacionó y a las que se adaptó de una forma u otra acorde a los tiempos.

A nosotros, como nietos de 'segunda generación', digamos (tiene nietos que rondan entre los cuarenta y los dos años), nos tocó un abuelo ya no tan firme, más bien pasalón y juguetón.

Incluso cuando entre mi prima Claudia (alias Mujer Maravilla para efectos de este escrito), mi tío Gerardo (o Batman) y un servidor (Supermán) nos dimos cuenta de la facilidad con que podíamos doblar (gracias a nuestros superpoderes, por supuesto) la estructura metálica de una antena de radio que mi abuelo planeaba instalar para establecer una central de comunicaciones con sus camaradas traileros. Al final del día la costosa antena quedó reducida a un manojo de varitas retorcidas. Recuerdo la reacción de mi abuelo al ver semejante barbaridad. Pero la verdad es que ya no recuerdo el castigo, quizás un zape sin mayores consecuencias, pero lo que sí recuerdo fue la paciencia que mi abuelo nos prodigó siempre, incluso en aquella ocasión.

Claro que no con todos fue así.

Es famosa la mano dura de mi abuelo hacia sus hijos. La irracional serie de castigos que recetaba a mi mamá y a sus hermanos (y posteriormente a sus medios hermanos) al llegar de viaje y escuchar los chismes de la abuela (mi bisuabuela), que cuidaba a la bola de chiquillos durante los largos viajes del abuelo a través del país.

Trailero durante muchos años, fue un hombre criado en el campo, en Hualahuises, Nuevo León, el único municipio que está totalmente rodeado de otro municipio, Linares, lo cual, según la documentada opinión de mi papá, ha provocado guerras intestinas. Su visión estrecha de la vida y el ambiente viciado de chismes e ignorancia de un pueblo pequeño lo llevó a la incomprensión y violencia extremas, obligando a su esposa y madre de sus cuatro hijos a dejar el pueblo bajo amenazas de muerte, desapareciendo por siempre.

Mi abuelo repitió sin cuestionar los patrones que aprendió de su entorno, pero supo cambiar el rumbo tras duras lecciones.

Ese capítulo amrago marcaría para siempre la vida de mi madre y sus tres hermanos, convirtiendo a la primera en una especie de madre sustituta, siendo obligada a arduas labores desde pequeña así como a la protección de sus tres hermanos pequeños.

Fueron años muy pesados, en los que a mi madre se le negó un hogar, buena alimentación, educación, el cariño de una madre y en fin, ser niña.

Después, mi abuelo tomaría la que quizás fue la mejor decisión de su vida. 'Robarse' y desposar a quien sería su compañera hasta el fin. Mi abuela Lilia, con quien procreó otro buen montón de hijos, todos ellos cariñosos tíos míos que dieron alegría y calor a la casa de Linares, Nuevo León, y luego a las dos de Ramos Arizpe, Coahuila (las cuales recuerdo vagamente) y luego a la de Saltillo, en la que viví algunos de los mejores momentos de mi niñéz.

Así se veía la casa de mi abuelo durante las reuniones familiares. Multiplicar esta cantidad de gente por el número de habitaciones de la casa.

Más de cincuenta personas podían contarse en un Año Nuevo o cumpleaños. Y para eso había comprado mi abuelo una casota en la que cupieran todos.

Todos mis tíos varones siguieron los pasos de su padre, se subieron al tráiler y se enamoraron de la carretera. Don Aurelio y los hermanos de León eran famosos y respetados en el ambiente de los camioneros. Mi padre siempre vivió con la ilusión de que Don Aurelio le pasara un camión por ser su yerno. Nunca fue así.

Entre las tantas anécdotas del camino que contaba mi abuelo, sobresale una en la que tuve la fortuna de conocer al protagonista. Eran los años cuarentas. Mi abuelo conducía su camión por la sierra, lejos de cualquier ciudad. Bernardo Collía un jóven veracruzano batallaba con su viejo camión averiado a la orilla del camino. Cuando mi abuelo pasa por el lugar, no duda en detenerse para ayudar al desconocido en problemas. La reparación de la avería iba a costar $300, lo que entonces era una muy considerable cantidad. Mi abuelo sacó un fajo de billetes y se los dió a Bernardo para que cubriera las reparaciones y siguió su camino.

Se volverían a ver cuarenta años después, en el Puerto de Veracruz, durante una travesía que emprendió mi abuelo acompañado de mi abuela Lilia, tía Rita(†), Gerardo (también es mi tío, pero es un año menor que yo, por lo que siempre omití el 'tío' antepuesto), mi hermana Meche y yo. Total, había mucho espacio en el flamante Le Barón que conducía mi abuelo. Escuchando todo el camino caset de Mecano que Rita ponía una y otra vez en el estéreo, recorrimos la costera al ritmo de Ay qué pesado, el Hijo de la luna y Cruz de navajas desde Saltillo hasta Veracruz. ¡Qué agasajo!

Al llegar, Don Bernardo no escatimó en atenciones hacia nosotros. Él y su familia nos trataron como reyes en su hermosa casa. Nos paseó en su Cadillac de colección, y su hijo Bernardo Jr. nos llevó a la playa con Hombres G a todo volumen en su reluciente Kharmann Ghía rojo.

Vimos su flota de 50 camiones y sus terrenos en Acayucan, me dio clases para ser un empresario exitoso y fuimos a la playa para hacer acrobacias en su moto acuática. Pero siempre repetía una y otra vez la historia de cuarenta años atrás y cómo nunca olvidaría la nobleza y la confianza que mi abuelo le tuvo.

Un viaje inolvidable y quizás la experiencia más intensa que viví con mi abuelo, pues pude compartir por unos días su gran pasión, ya que él estuvo al volante del coche de ida y de vuelta.


Don Aurelio no perdía oportunidad de tirar unas buenas bolas, y para tal efecto, acondicionó una habitación de su casa con mesa de billar y barra. Aquí aparece muy preocupado con mi tío Felipe planeando la estrategia.

Mi abuelo vivió sus últimos años lejos del camino. Administrando los (cada vez menos) camiones de su propiedad, su taller y sus propiedades (cada vez más). Siempre encantado entre llantas, fierros, herramientas, construcciones, vehículos y máquinas. Mi abuelo no podía aceptar el rol del viejito en reposo. Primero muerto. Y efectivamente.

Un hecho que haría que mi abuelo reevaluara su actitud hacia la vida fue la trágica muerte de mi tía Rita.

Rita, una niña inquieta y brillante y después una jóven rebelde que desafiaría a la autoridad de mi abuelo como nadie antes lo hizo, se refugió en un convento de monjas donde pasó varios años, puliendo su educación y abriendo su mundo a otras realidades mientras emprendía su propia búsqueda. Tiempo después, Rita se autoexiliaría a Arizona, donde viviría en compañía de amigas y en donde continuaría sanando sus heridas.

Fue en un viaje en el que condujo su coche cruzando la frontera y ante la expectación de toda la familia que esperaba con ansia su visita (incluyendo al abuelo Aurelio) que se estrellaría su auto.

La muerte repentina de Rita conmocionó a la familia. Era una jóven excepcional con un gran futuro y mucho amor por dar y recibir.

Al dolor de mi abuelo se le sumaron los pendientes, la reconciliación postergada, los abrazos y los besos no dados, el 'te quiero' que no llegaba.

A partir de ahí todo comenzaría a cambiar para Don Aurelio. Al grado de que en los años recientes, una nueva cara de mi abuelo se mostró hasta sus últimos días. Se convirtió en una persona dulce y cariñosa que se preocupaba por sus hijos y por sus nietos, que hacía llamadas a sus seres queridos y lo posible por ir a sus casas a visitarlos.

Improvisada fiesta de despedida en Monterrey con motivo de nuestra aventura en E.E.U.U. a la que asistió mi abuelo y alguna raza saltillera. Gracias Angelita, Cuate, Dalia, mamá, papá, Conny, Martín, Claudia y Carlos.

De hecho, la última vez que tuve el gusto de verlo fue durante una fiesta de despedida en julio del año pasado en nuestra casa de la Colonia María Luisa, en Monterrey, en la que el abuelo Aurelio y mi abuelita Lilia fueron expresamente a despedirse de Araceli, Abner, Mateo y de mí en un acontecimiento notable, dada la reaciedad de mi abuelo a asistir a fandangos con mucha gente y peor, lejos de su casa en Saltillo.

María del Socorro, o sea mi mami, Mateo, mi abuelito y Paola.

Mateíto siendo cargado por su bisabuelo

Lo recuerdo dándodse la oportunidad de cargar a su bisnieto Mateo, divirtiéndose viendo el parecido conmigo y las 'caras' que Mateo le hacía.

Mensaje de mi abuelo a mi abuela en una tarjeta que acompañaba a un ramote de flores.

Ayer murió mi abuelo Aurelio.

No iré a su sepelio y eso me duele. Abuela Lilia, le enviamos un abrazo y sepa que estamos con usted.

Mi abuelita Lilia

Celebro la vida de mi abuelio Aurelio de León Pedraza. Un ejemplo a seguir, pues fue una persona que aprendió sus lecciones. Lo recordaré siempre.

miércoles, mayo 16, 2007

Tierra Fértil

Estoy contento y no se me quita la sonrisa.

Hoy me enteré que el cuento Tierra Fértil (Fertile Earth en su versión en inglés) que escribí para el Concurso de Cuentos de Prout ganó el primer lugar.

La noticia llegó por medio de un correo electrónico de parte de Dada Mahesvarananda, Director de Prout en Venezuela y autor del libro Después del Capitalismo.

Desde que dejé la religión católica a temprana edad (antes de ser excomulgado como Ebrard y su demoniaco gabinete), mi atención a la cuestión espiritual había pasado sin pena ni gloria hasta que la curiosa de Araceli comenzó a compartirme sus hallazgos, como su amiga iridióloga Gitanjalii.

Fue con ella que comenzamos a agregar a nuestro vocabulario diario palabras como espiritualidad, yoga, etc.

Y fue durante una visita a su bella casa en Villa de García, N.L. que decidí no volver a ingerir carne. En contacto con el desierto, la sierra, las flores del huerto familiar, no es difícil hacer un propósito así.

Un domingo cualquiera en la casa de Gitanjalii, quien aparece en la primera foto tocando un tambor. En la segunda foto, los comensales, amigos o 'pacientes' que van con esta famosa curandera originaria de Campeche. Aparecen nuestros anfitriones, Gitanjalii y Vishal. En la trecera imagen estamos Mateíto y yo tomándonos una foto bajo la bonita cúpula del cuarto de meditación en la hermosa casa de Gitanjalii, construída por ellos mismos con adobes hechos por gente de la localidad.

Gracias a Gitanjalii, después conoceríamos la filosofía de Ananda Marga, de la que se desprende Prout, una visión del mundo independiente del capitalismo y el comunismo tradicionales, y más cercana a una visión humanista teniendo como eje principal el esquema cooperativista de producción.

Vegetarianismo, meditación, respeto a los animales y a la naturaleza. Una verdadera causa utópica (las que me gustan). Tengo el gusto de haber convivido en Monterrey con dadas (monjes yoguis) como Dada Phala y Dada Shudda. Colaboré con Dada Phala en varios proyectos editoriales de Ananda Marga, el diseño de libros como ¿Que tiene de malo comer carne? y Yoga para la salud.

Grandes cambios se dieron en mi vida gracias a las aportaciones de Araceli, quien no conforme, sigue en su búsqueda, agregando interesantes herramientas como el EFT (Emotional Freedom Techniques).

La vida de los dadas es una gran inspiración para los que llevamos una existencia más o menos normal. Se la pasan viajando alrededor del mundo, organizan programas de asistencia y educación, pero principalmente son un gran ejemplo de entrega, desprendimiento y devoción.

Y por si fuera poco, fue precisamente Dada Shudda (Dada Shuddha'tma'nanda) quien compartiendo con nosotros los exquisitos platillos de su sofisticado repertorio de cocina hindú, me convenció para volcarme de lleno al vegetarianismo, al demostrarme que uno puede vivir sin comer carne satisfaciendo plenamente al paladar. Oh, sí.

Dada Shudda nos da cátedra culinaria durante la ocasión en que tuvimos el honor de gozar de su visita.

El cuento corto está listo para leerse online en inglés o en español en la página de Prout de Venezuela. Ojalá les guste. Y si lo leen, dénse la vuelta aquí porfas para dejar sus comentarios.

Namaskar.

martes, mayo 15, 2007

Gracias Virgencita


Retablo Exvoto
Saúl Escobedo 2007. Óleo sobre placa de metal (30cm. x 30cm.)

Cuando yo era pequeño rezaba siempre arrodillado frente a una imagen de la Virgen de Guadalupe. Era una estampa pequeña, como tamaño media carta. Tenía un marco de madera y en las esquinas, representadas las distintas fases del proceso que siguió Juan Diego para que el Obispo le creyera la milagrosa aparición. Mi mamá colgó alrededor de esa imagen un rosario de plástico fluorescente que me acompañaba con su luz durante la noche.

A la edad de trece años, mi hermana Meche me llevaba todos los miércoles a las tres de la tarde al Museo de Monterrey, en donde se llevaban a cabo los Diálogos en el Museo, que coordinaba y moderaba Fernándo González (†), en ese entonces encargado de Servicios Educativos del Museo, y quien anteriormente ya había servido en la misma área en el Planetario Alfa.

Fue en esos Diálogos en el Museo que me fui enterando de un montón de cosas de la Historia de México, ya que González era un apasionado del tema y un eficaz transmisor del conocimiento que se tenía sobre las culturas prehispánicas, información difícilmente accesible para un niño clasemediero de San Nicolás de los Garza.

Los Diálogos en el Museo abarcaron distintas etapas de varias culturas del mundo, abordadas de forma entretenida en las formidables instalaciones del tristemente extinto Museo de Monterrey.

Así supe sobre la otra cara de la historia de la imagen de la Virgencita de Guadalupe. Fuera de dogmas, me fue revelada la función de control para la cual fue promovido el símbolo de la Virgen en su contexto histórico y cultural. Fascinante.

Pasarían muchos años para que pudiera yo sostener una conversación tan reveladora con alguien experto en el tema (no, no fue la maestra Adriana, quien impartía Historia del Arte a mi grupo de la Facultad de Artes Visuales y en cuyas clases yo babeaba mientras dormía durante las laaargas sesiones de filminas en el aula a oscuras).



Felipe Dávalos, el más notable personaje de la actividad cultural en México con quien he tenido relación, vino a ser, casi por accidente, y paradójicamente, fuera del país, el eslabón encontrado entre lo que se me quedó de aquellas veladas en el Museo rodeado de señoras ricachonas que salibaban por el bien parecido y barbado (gachupín, diría él mismo) Fernando González Quintanilla.

Por fumadas del destino vine a conocer a Felipe aquí en Sacramento, en 1996, cuando dirigía el proyecto de la Sociedad Artística de Auburn y Sacramento, aparte de un montón de proyectos editoriales.

Lo conocí durante una exhibición de su obra en un centro cultural en Auburn, una bella ciudad (de postal, dirían algunos) cercana a Sacramento. la primer imagen realizada por Felipe que ví era un spread que realizó para la revista National Geographic. Me quedé sorprendido por la calidad de la ilustración, y ya desde ése momento sabía que no estaba frente a cualquier artista 'latino', sino ante uno de los mejores ilustradores del mundo.

Después me daría cuenta de que algunas de las ilustraciones de los libros de texto gratuitos que estudiaba en la primaria fueron realizadas por Dávalos, y no sólo eso, sino que esas imágenes que ocupaban un rincón especial en mis antiguos recuerdos de niñez, ahora podía apreciarlas en el papel y con las tintas originales con las que fueron ejecutadas. Un privilegio.

Con Dávalos pues, es que reanudé mis charlas más profundas sobre lo que es ser mexicano, nuestra historia, nuestros orígenes y todo eso que muchos quisieran que quedara olvidado por el bien de la modernidad, de la globalización y el 'libre mercado'.

Desde hace mucho prometí a Felipe realizar un documental sobre él. Por el momento estamos calentando el brazo con la serie de reportajes con Dávalos para el programa Corre la Voz. Creo que es un buen comienzo. Ya luego sacaremos el libro con DVD con la vida, obra e ideas de Felipe Dávalos.

En el reportaje que presento aquí, Felipe juega con los muñequitos que él mismo realizó y nos cuenta así la historia de la Guadalupana, hojeando las hojas del pop-up book que ilustró sobre el tema.

Y es así que primero bajo el auspicio de una cervecería y ahora en tierras lejanas al país al sur del Muro de la Ignominia, repaso las páginas de mi identidad, las marcas y cicatrices de una cultura a la que pertenezco y en la que caben muchas cosas, y que bien podría ser representada por la historia de la Virgen de Guadalupe, prueba máxima del sincretismo de nuestra mexicanidad, del cual me siento orgulloso.

martes, mayo 08, 2007

Corre la Voz II

Microculturas, el nombre de este blog, nace con la idea de difundir historias de las personas o grupos de personas que tradicionalmente no son tomadas en cuenta por los medios. Las historias de las personas comunes no importan a las grandes cadenas de TV. Yo creo que si se le rasca un poquito, las historias de la gente común son al final siempre sorprendentes e inspiradoras.

Lo hace Cristina Pacheco en el Canal 11 de México D.F., con su programa Aquí nos tocó vivir, así como con su Mar de Historias, que publica semanalmente en La Jornada.

Ese tipo de trabajo, pero sacándolo de la ombligópolis, es lo que he buscado hacer, primero mediante la publicación de una revista (que nunca cuajó) y ahora utilizando un medio más acorde a mis intereses.

Los reportajes que Araceli y yo estamos realizando para el programa de televisión Corre la Voz, han resultado ser el escaparate que estaba buscando para contar este tipo de historias.

Con el contraste que estamos alcanzando en la gama de personajes que presentamos, creo que éstos reportajes podrán al final completar una interesante colección representativa de la diversidad que me consta, existe en el conjunto de personas embarradas en la etiqueta genérica de 'hispanos'. ¡Ugh!

Ya con algo de material producido, ahora sí estamos casi listos para emprender una campaña para vender publicidad. Por lo pronto ya me diseñé un pequeño folletito tamaño bolsillo para repartir entre las personas que me encuentre, incluyendo información básica así como tarifas de un par de paquetes que me interesa promover.






Los precios son de risa loca. Existen con el único fin de sostener la producción y seguir con ésta aventura. Por lo pronto estamos en una etapa de puro aguante (supongo que toda producción decente pasa por estas cosas).

Así que hoy por hoy lo que alimenta a esta producción es la excitación que provoca el estar produciendo por primera vez para televisión, y que por primera vez pueda transmitir de forma regular lo que creo que es importante. Mis cortes de extensos pietajes de cinta captados por mi cámara que deben reflejar un ánimo, recrear una atmósfera y contar una historia.



La urgencia que me provoca difundir estos 'Desayunos Filosóficos' es la de mostrar otra cara de la concepción del 'latino'. Que extiste un montón de gente que es imposible empaquetar en un producto más con frijoles y tortillas.

En esa sesión de discusión, en la que se trató el tema de la 'genialidad', se puede apreciar la divirgencia entre las distintas opiniones, en las que nadie le quiso entrar al toro desde el punto de vista religioso (catolicismo, el otro ingrediente con el que somos vendidos los 'hispánicos', aparte de los frijoles y las tortillas).

Y ya encarrerados hablando de genios, pues despuesito tuve el placer de hacer este reportaje en el que Araceli entrevista a mi maestro Felipe Dávalos. Todo un privilegio.



Y es pues, el puro placer de conocer, disfrutar y difundir estas microculturas lo que me motiva por lo pronto, a seguir con esta tarea.

Por cierto, amiguitos, no se pierdan las dos partes restantes de este reportaje realizado a Dávalos, están de pelos. Véanlas, disfrútenlas, y si algo aportó a su día, coméntenlas en este blog, y cierren con broche de oro el goce que nos provoca realizar estos contenidos.

Ya vendrán los millones después.